COBARDIA, ADICCIÓN,
ESTUPIDEZ... O VALENTÍA

Tras el COVID, el espectáculo de incongruencias, que los medios de información han proyectado sobre la mente, supera los límites de la cordura, enfrentándonos ante una realidad difícil de asumir para la mayoría.

La confianza ciega que la población ha depositado en la industria farmacéutica y su cártel político y mediático desafía toda lógica.

Actualmente, las razones de esta carencia de lógica no son fácilmente comprensibles, si no nos alejamos del cúmulo de adicciones emocionales en las que hemos sido adiestrados desde la infancia.

Ante esta perspectiva, es inevitable pensar que, de no recuperar la dignidad  que nos pertenece, veremos cómo nuestra cultura es arrojada al barrizal anímico que le tienen reservado.

Es ahí, donde la estupidez

permitirá que el ser humano sea degradado y depredado.

Tener la valentía de asumir este deterioro, nos permitirá apuntar hacia las verdaderas causas, internas y externas, del problema.

Documentales NOM
Recuperar el coraje, inherente a nuestra dignidad humana, es imprescindible, en estos tan momentos cruciales.

RAÍCES Y DIGNIDAD

Incentivar el temor y fomentar una desenfrenada codicia en la población, ha sido el método empleado para fortalecer la rentabilidad del sistema.

Con astutos métodos se ha enceguecido gradualmente la conciencia y se ha desarraigado al individuo.

Una vez desarraigado, el ciudadano queda indefenso y desamparado ante sofisticadas técnicas de ingeniería social.

Estas técnicas, al disponer de un monopolio mediático, tienen el poder de moldear la mente y dirigir el destino de la sociedad.

La destrucción de las culturas y sus valores ha sido una labor prioritaria para el actual poder.
De esta forma, el ciudadano, hechizado por el brillo de la propaganda, ha ido despreciando sus raíces.

La dignidad, el coraje, la honestidad, el honor..., son hoy palabras huecas, que han sido vaciadas de su contenido y arrojadas al barrizal de la parodia.

t.me/noticiasNOM
El grave drama que supone la destrucción de nuestras raíces, pasa desapercibido para una mayoría,ocupada en producir y consumir.

El pecado original es un pacto subyacente que nos arrastra, desde tiempo inmemorial, hacia las emociones (deseos y rechazos) que nuestro ego genera.

Estas emociones vienen respaldadas y legitimadas por nuestro orgullo y vanidad.

Ese orgullo y vanidad, que impregna nuestra vida y determina nuestro destino, sería el pecado original. Ya que, al pretender ser creadores de nosotros mismos, nos enfrentamos y negamos al Creador.

Ese pecado tiene los recursos suficientes para impedir que surja esa humildad que nos permitiría el acceso a la sabiduría prohibida (en la Torah) del Bien y del Mal.

Para recuperar esa humildad, se requiere de una valentía noble, que hoy ha sido olvidada.

Es necesaria mucha valentía para enfrentar ese caos y tinieblas que subyace a la conciencia actual, tras su ridícula actitud.

Fue, al huir cobardemente de ese caos y tinieblas, cuando el pueblo elegido se vio obligado a buscar un inverosimil Paraíso Material (Terrenal), y a enajenar y someter a los otros seres, tal como ordenó su Dios en la Torah (Gen 1:28).

El cristianismo, al expulsar a los mercaderes del templo interior, nos enseñó ese tipo de valentía.
Y por eso ha sido (y es) tan odiado, atacado, suplantado y ridiculizado.

Parece evidente que sin esa sabiduría del Bien y el Mal, no podremos ver lo que subyace a las estrategias del Astuto.

Aparte, también es evidente que esa capacidad se ha ido destruyendo en las últimas décadas. Especialmente, con el auge del relativismo.

Pero, entonces, visto lo absurdo de ese pecado, ¿cuál sería el pecado original?

Hay otros muchos aspectos por los que se podría considerar al judeocristiano como lo contrario al cristianismo.

El más llamativo quizá sea su diferente concepción del Origen o Principio (Dios).

En la Torah (Génesis) se habla de que en el Principio había un Caos y Tinieblas que se cernían sobre la faz del abismo.

En cambio, en el evangelio de San Juan, se dice:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y Dios era el Verbo.”

Siendo Verbo la traducción que se hizo del griego original Logos.

Siendo el Logos la Sabiduría originaria, que surge del discernimiento.

Si reflexionamos y discernimos, en un diálogo honesto, podríamos ahondar en las causas de ¿por qué estas contradicciones han sido esquivadas por nuestros libros contemporáneos?

Creo además que, sólo cuando recuperemos el Logos, podremos adquirir la sabiduría del Bien y el Mal, que nos permitiría conocer las astucias del diablo, antes de caer en sus redes.

Es decir, que sin esa sabiduría somos incapaces de ver los engaños del Diablo, y es por ello que caemos fácilmente seducidos por él.

Se entiende así, porqué el padre de los hijos del diablo, prohibió, bajo pena de muerte, probar ese fruto.

¿Podrías darnos otro ejemplo?

La respuesta a esa pregunta es muy amplia, y se requeriría un largo estudio para poder desmenuzarla.

No obstante, podemos empezar con un ejemplo:

✒️A pesar de que en la Torah (implantada forzadamente en la biblia cristiana), se nos insiste en que el pecado original reside en la fruta del conocimiento o de la sabiduría del Bien y el Mal, San Antonio Abad (Siglo IV), desde el tronco cristiano más puro, no ve ningún impedimento moral en decirnos:

"Dios ayuda a eliminar la malicia de los hombres, ventajosamente, al darles intelecto, sabiduría, discernimiento y Conocimiento del Bien y el Mal, a fin de que éstos puedan rechazar la mentira, conociendo cómo ésta les perjudica."

O sea, el fruto de la sabiduría del Bien y el Mal, según la Torah judía (introducida en el Génesis), es el pecado original, mientras que para el cristianismo, este fruto es un don de Dios que nos permitiría ver las astucias y engaños del diablo y rechazarlas.

¿Alguien podría explicarnos la línea divisoria que existe entre el cristianismo y el judeocristianismo?

Creo que este tema es muy confuso para la mayoría.

Difícil se presenta hoy el poder separar el Cristianismo del Judeocristianismo, para la mayoría.

Este término, utilizado después de la derrota mundial del 45, supuso un yugo que fue, poco a poco, doblegando y ocultando, aún más, aquella fuerza que nos protegía de los ardides del Astuto.

Hoy (inclinado el Vaticano ante el Príncipe de este Mundo) las raíces de nuestra genuina espiritualidad deben comenzar a latir con renovada fuerza.

Sólo de esta forma podremos vencer esta corriente de banalidad que nos arrastra.

«En lo más profundo de nuestra humillación actual, debemos cantar nuestras gloriosas canciones, sabiendo bien que nos levantaremos y venceremos de nuevo.

Somos el oro puro puesto a prueba en el crisol.
¡Que el crisol arda y ruja!

Nada puede destruirnos; nada puede hacer añicos nuestra fe ni disminuir nuestra lealtad.

Las dificultades, las torturas, el odio, las mentiras vergonzosas que aplastarían a los débiles, solo pueden fortalecernos, a nosotros, que somos fuertes por naturaleza.

Un día, saldremos de esta miseria, como dioses, como nunca antes.

Las ruinas tanto de la democracia como del comunismo estarán a nuestros pies.

El mundo judeocristiano habrá desaparecido, solo nosotros, vivos».

Savitri Devi
-Desafio-.

(Va siendo hora de que aprendamos a diferenciar el judeocristianismo, impuesto por los judíos, y el cristianismo, a cuyo Cristo mataron los judios)

Documentales NOM:
Tras ver el contenido de este hilo de conversación en nuestro chat, hemos considerado que puede ser útil, para muchos de nuestros seguidores, reflexionar sobre esto, dado su imbricación interna con los actuales procesos externos.
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