Trump y Putin: Cumbre histórica en Alaska
Trump y Putin cara a cara por la paz en Ucrania Hoy, en la remota Base Conjunta Elmendorf-Richardson, cerca de Anchorage, Alaska, los ojos del mundo están puestos en la reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y el líder ruso Vladimir Putin.
Este encuentro, que arrancó a las once y media de la mañana, hora local, busca abordar el conflicto en Ucrania, un tema candente que ha dominado la agenda global.
La base, un símbolo de poderío militar estadounidense desde la Guerra Fría, no es solo un escenario seguro, sino también un lugar cargado de ironía: diseñada para contrarrestar amenazas soviéticas, hoy recibe a Putin en su primer viaje a Estados Unidos en una década. Con 32,000 efectivos desplegados y cazas F-22 Raptor patrullando los cielos, el mensaje de fuerza es claro, pero Trump insiste en que su objetivo es escuchar y sentar las bases para un alto al fuego.
El encuentro comenzó con una reunión a puerta cerrada, solo con intérpretes, seguido de un desayuno de trabajo con delegaciones de alto nivel, incluyendo al canciller ruso Sergei Lavrov y el asesor de seguridad estadounidense Marco Rubio.
Aunque Ucrania no está representada directamente, Trump ha prometido informar al presidente Volodymyr Zelensky de los resultados y no descarta una futura reunión tripartita si las cosas avanzan.
La elección de Alaska no pasa desapercibida. A pocos kilómetros de Rusia, en el estrecho de Bering, el lugar evoca la venta de Alaska por parte del Imperio Ruso a Estados Unidos en 1867, un punto que algunos temen Putin pueda usar para justificar demandas territoriales.
Mientras tanto, en Kiev y capitales europeas, hay preocupación por posibles concesiones que no incluyan a Zelensky.
Entre los temas sobre la mesa, además del conflicto ucraniano, se rumorea que Trump podría ofrecer acceso a recursos de tierras raras en Alaska y Ucrania ocupada como incentivo para un acuerdo.
Putin, por su parte, llega con una economía rusa bajo presión, buscando alivio de sanciones occidentales.
La cumbre, que culminará con una rueda de prensa conjunta, tiene un trasfondo simbólico: cerca de la base, en el Cementerio Nacional de Fort Richardson, descansan militares soviéticos caídos durante la Segunda Guerra Mundial, un recordatorio de una cooperación pasada que Rusia subraya en el 80 aniversario de la victoria aliada.
Con la diplomacia pendiendo de un hilo y el mundo conteniendo el aliento, esta reunión no solo pone a prueba la voluntad de ambos líderes, sino que podría redefinir el rumbo del conflicto en Ucrania y las relaciones entre Washington y Moscú. ¿Habrá avances reales o solo promesas vacías? El tiempo lo dirá.
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