Oriente Medio, África y España. Digo lo que no vende, pienso lo que incomoda.
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Информация о канале обновлена 04.10.2025.
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🇪🇭 Actualización sobre el Sáhara Occidental
Septiembre de 2025 ha sido un mes intenso en torno a la cuestión del Sáhara Occidental, con una sucesión de hechos políticos, diplomáticos y culturales que muestran tanto la vitalidad del movimiento saharaui como la persistente parálisis internacional.
➡️ 21 de septiembre: denuncias internacionales
Ese día, relatoras especiales de Naciones Unidas denunciaron la continua persecución contra el estudiante saharaui Hussein Amaadour, entregado por España a Marruecos y sometido desde entonces a prisión y malos tratos. El caso se ha convertido en un símbolo de la colaboración europea con la represión marroquí y de la vulnerabilidad de los activistas saharauis en el exilio.
El mismo día, varios comunicados de la Agencia de Prensa Saharaui (SPS) denunciaron la intensificación de la represión en los territorios ocupados y reiteraron llamamientos a la ONU para intervenir en defensa de los derechos humanos.
11877 – 11876 – 11875 – 11870
➡️ 22 de septiembre: jornada clave
El día siguiente concentró una serie de hechos políticos y diplomáticos de alto nivel:
🇪🇭 Sesión de urgencia del Frente Polisario
El Secretariado Nacional del Frente Polisario, presidido por Brahim Ghali, celebró una sesión extraordinaria para examinar la situación política, militar y diplomática. En ella se decidió aplazar hasta un año el 17º Congreso del Frente, invocando el artículo 44 de sus estatutos. El comunicado acusó a Marruecos de obstaculizar cualquier solución política y llamó a intensificar la movilización nacional.
🇪🇭 Críticas a la ONU y a De Mistura
Ghali denunció que Marruecos manipula el proceso de paz e instó a Naciones Unidas a garantizar un referéndum auténtico de autodeterminación. Si bien reafirmó su apoyo al enviado especial Staffan de Mistura, criticó la pasividad internacional.
🇧🇿 Compromiso de Belice
El mismo 22 de septiembre, Belice reafirmó oficialmente su apoyo al derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. La fecha coincidió con el 44º aniversario de la independencia de Belice, ocasión en la que Brahim Ghali envió un mensaje de felicitación al primer ministro John Antonio Briceño, destacando la histórica solidaridad beliceña con la causa saharaui.
🇺🇳 Naciones Unidas: 80º aniversario
En la Asamblea General conmemorativa del 80º aniversario de la ONU, el secretario general António Guterres recordó la persistencia de conflictos no resueltos, entre ellos el Sáhara Occidental, e insistió en la necesidad de soluciones pacíficas bajo el marco de la legalidad internacional.
🇵🇹 Diplomacia cultural en Lisboa
En paralelo, Lisboa acogió el evento “Un’alba di arte e resistenza”, donde artistas y activistas saharauis mostraron a través de la cultura la vigencia de su lucha.
⚪La secuencia de hechos muestra un doble pulso: por un lado, la reafirmación internacional del apoyo al derecho saharaui, como el compromiso renovado de Belice y las menciones de la ONU; por otro, la denuncia constante de la represión marroquí y el bloqueo político. Entre la cultura, la diplomacia y la protesta, el pueblo saharaui continúa situando su causa en la agenda internacional.
🩷 Ana Qtella | @anaqtella | https://t.me/anaqtella
Este pensamiento de Gil Benumeya, aunque impregnado de la lógica colonial de su época, es hoy una rareza. En el discurso actual se tiende a encasillar el Protectorado español en Marruecos como un episodio militar y administrativo, y el Sáhara como colonia aislada. El arabismo español ha quedado reducido a un interés académico, y las referencias a Al-Ándalus se utilizan casi siempre con fines estéticos o turísticos. Su visión era otra: proponía una continuidad hispano-árabe, donde España, Marruecos, el Rif y el Sáhara formaban parte de un mismo mundo islámico. Esa mirada, aunque tendenciosa al incluir bajo el nombre de Marruecos realidades saharauis y mauritanas, ofrecía una lectura cultural y espiritual que hoy apenas se ve.
Es importante subrayar, desde la crítica histórica, que Marruecos no es sinónimo de islam. El islam es una religión universal que se extiende por todo el Magreb y por Oriente, compartida por rifeños, saharauis, mauritanos, argelinos y egipcios, entre muchos otros. Reducir el islam a Marruecos, como hacía a veces Gil Benumeya, es borrar la diversidad y la amplitud de esa tradición. Pero en el contexto de 1926, su propuesta tenía un carácter innovador: frente a los discursos que veían en Marruecos únicamente un territorio atrasado o problemático, él lo reivindicaba como espacio de civilización islámica, de continuidad árabe y de fraternidad espiritual con España.
Rodolfo Gil Benumeya fue un morisco moderno que buscó con su pluma dar dignidad cultural a la relación hispano-magrebí. Al escribir sobre la abolición del fez y el bolchevismo, no solo criticaba dos reformas políticas, sino que lanzaba un mensaje general: sin islam, sin tradición árabe y sin símbolos, ni el Magreb ni España podían entenderse a sí mismos. Esa visión, hoy desaparecida del debate público, constituye un testimonio valioso de un momento en que el arabismo español pretendía tender puentes culturales en medio de guerras coloniales.
🩷 Ana Qtella | @anaqtella | https://t.me/anaqtella
🇪🇸 🌙 Rodolfo Gil Torres, conocido como Gil Benumeya o bajo el seudónimo Amor Ben-Omar, nació en Andújar en 1901 en el seno de una familia que reivindicaba raíces moriscas y una conexión directa con el legado andalusí. Esa filiación marcaría toda su obra intelectual. Su madre, vinculada a linajes descendientes de moriscos, y su propia elección del apellido literario “Benumeya” (remitiendo a los Omeyas de Córdoba) muestran una voluntad clara de colocarse dentro de una genealogía árabe-islámica. Se formó en Granada y Madrid, cultivó estudios de filología y lengua árabe y se convirtió en una de las voces más reconocibles del arabismo español del siglo XX. En los años veinte comenzó a colaborar en la Revista de Tropas Coloniales / África, que en 1926 dirigía Francisco Franco, y allí publicó artículos que hoy permiten entender una visión muy distinta de la relación entre España y el islam.
En marzo de 1926 apareció su texto “La abolición del fez y el bolchevismo”, firmado como Amor Ben-Omar. En él hacía un paralelismo entre dos procesos aparentemente lejanos: la decisión de Atatürk en Turquía de prohibir el fez y las doctrinas del bolchevismo soviético. Para Gil Benumeya, ambos compartían una misma esencia: el intento de arrancar a los pueblos de sus símbolos, de su tradición y de su continuidad cultural. La supresión del fez no era simplemente un cambio de indumentaria, sino una amputación simbólica de siglos de historia islámica. El bolchevismo, por su parte, significaba la negación de la religión, de las costumbres y de las raíces comunitarias en nombre de una ideología abstracta. En sus palabras, tanto Turquía como Rusia encarnaban un peligro común: pueblos sin memoria, sin religión, sin tradición, condenados a ser meros receptores de consignas foráneas. Su texto puede leerse como un alegato contra toda forma de modernidad radical que despreciase lo árabe y lo musulmán.
Su visión de Marruecos y del Magreb respondía a esta misma lógica. Para él, Marruecos no era solo el territorio delimitado por los tratados franco-españoles de 1912, sino la prolongación natural de Al-Ándalus, un espacio mayor que incluía el Rif, el Atlas y también las memorias de los grandes imperios islámicos. Aquí se revela un rasgo importante: Gil Benumeya hablaba de los almorávides y de los almohades como si fueran “Marruecos medieval”. Sin embargo, en realidad los almorávides no eran marroquíes. Eran tribus sanhaya saharauis y mauritanas —lamtuna, massufa, gudala— que surgieron en el Sáhara y en el Adrar mauritano, y que desde allí conquistaron Marrakech en el siglo XI y fundaron un imperio que se extendió hasta Al-Ándalus. Los almohades, por su parte, procedían del Alto Atlas y fueron un movimiento religioso bereber, no un Estado “marroquí” en el sentido moderno. Lo que hacía Gil Benumeya era englobar bajo la etiqueta de Marruecos todo ese pasado musulmán del Magreb, borrando las diferencias entre el Rif, el Sáhara, Mauritania o el Atlas. Su objetivo no era la precisión historiográfica, sino construir un relato de continuidad: un Marruecos-Magreb-Al-Ándalus como un mismo cuerpo cultural islámico del que España era parte.
Ese énfasis en lo árabe y en lo musulmán estaba en el centro de su pensamiento. En sus textos defendía que España debía reconocerse como heredera del islam andalusí, que no podía entender su identidad sin esa raíz árabe. Para él, el Rif no era solo escenario de guerras coloniales, sino núcleo de religiosidad y cultura islámica. En la vida diaria rifeña —la mezquita, la cofradía, el zoco— veía una continuidad de la tradición musulmana que otorgaba cohesión a las comunidades. Y en esa tradición estaba, a su juicio, la clave de la fortaleza de los pueblos. Frente al bolchevismo y frente a la occidentalización radical turca, la respuesta debía ser conservar los símbolos, los ritos, la memoria y la fe.
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La logística incluía incluso fábricas de procesado y redes de distribución controladas por militares y diplomáticos.
➡️ Europa como receptor y cómplice
Issou insiste en que Europa es el gran mercado:
Más del 80 % del hachís marroquí termina en la Unión Europea.
El dinero entra en bancos europeos mediante complejos mecanismos de blanqueo.
Corporaciones y medios de comunicación europeos, directa o indirectamente, participan en la impunidad.
La “alianza” se completa con la política migratoria: Europa paga a Marruecos para frenar la inmigración, mientras Rabat usa esa presión para negociar ventajas diplomáticas, siempre con el narcotráfico como colchón económico.
⚠️ Tres consecuencias principales
Issou resume así el impacto del narcotráfico:
1. Corrupción estructural en Marruecos, donde la droga es parte del sistema político.
2. Capitales ilícitos penetrando Europa, integrados en bancos y corporaciones.
3. Pérdida de soberanía española, ya que el Sáhara Occidental se convierte en corredor de drogas mientras Madrid guarda silencio.
El relato de Issou no deja dudas: Marruecos es un narcoestado con bandera, palacios y asiento en Naciones Unidas. El Sáhara Occidental es pieza clave de esa maquinaria. Y Europa, en vez de denunciar, colabora por conveniencia.
“El narcotráfico es la principal fuente de divisas de Marruecos. Sin él, el régimen se derrumbaría”, concluye Issou.
https://youtu.be/q4ta4QOfynk?si=Ucm57pORLX_mAFHm
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